lunes, 18 de diciembre de 2006

y tu cabeza está llena de ratas

A pedido del cristianuchi, volvemos. Aunque la verdad no hay mucho para decir. Se cumple, sí, en dos días un lustro de los "sucesos" pero no parece haber todavía un efecto inmediato en los medios y, por extensión, en el mensaje. Pronostico, veo, avizoro un informe especial con infografía ad hoc en Clarín, seguramente, este miércoles. Pero un cuadro de situación sobre los efectos del 19 y 20 en la vida política nacional en estos cinco años, es difícil de encontrar, salvo por algunos artículos de old school en Página/12 sobre la añoranza asamblearia.
Por algo será.

Yo mientras tanto me puse a revisar los apuntes que tomé para un breve texto sobre el tema y encontré este párrafo incompleto y autocensurado:

El regreso de la política no es tal. Nunca se fue. A lo sumo, hay una reapropiación del discurso político. Un cuaderno de izquierda universitaria decía, en relación al feriado del 24 de marzo, "Esta ganancia simbólica está siendo usufructuada, claro que sí, para reforzar en el presente aquello mismo que se combatía en el pasado. Porque si los treinta mil desaparecidos son rescatados, es en tanto víctimas y en tanto muertos que pueden traerse del pasado, pues ya no están obstaculizando el proceso de acumulación capitalista. Parafraseando a Martínez de Estrada, podríamos hablar de una "muerte y transfiguración del revolucionario" como núcleo de la nueva historia oficial."

Interesante paráfrasis de la dialéctica acomplejada. El tema partícular, lo dejaremos para el próximo aniversario del Golpe, si este blog sigue funcionando. Ahora bien, me sorprende, desde distintas esferas del pensamiento, cierta preocupación por las -posibles- formas de abordar el pasado. Una digresión: basta leer el paper de Sarlo en la última Punto de Vista, aunque limitada a una nostalgia de las épocas de la interpretación y reducida a la metáfora magra de la literaturnost desde cierto gorilismo in péctore, la columnista de Viva apunta una sabrosa interrogación: así a grosso modo, los escritores de la década del ochenta, se supone, contaban con la pregunta sobre el pasado más inmediato para esbozar las tramas de su narración -v.g. Respiración artificial, Glosa, la gran obra de Daniel Moyano, y acá ubico y me juego, usando lo que Sarlo llama la escritura del presente, también a La luz argentina-, mientras que en la actualidad, o por la velocidad de las cosas, o porque hoy cualquiera puede hablar de política, ponele, esa interpretación del pasado no parece necesaria, ni potestad exclusiva de la literatura -entonces: pierde validez. Yo diría actualidad. Claro está que ahora los setenta, década fetiche de la cultura blanca, a través de la apropiación -necesaria, dicen Moreno y Fabianesi- que hizo de ella el Estado, dificulta el abordaje limpio de no muchos verdaderos exégetas de la praxis militante y no pocos lobbystas -también necesarios, decimos acá. Con todo, un márgen interesante y reciente, es el último libro de Martín Kohan. Con todo.
Ahora bien, corto la digresión y sigo con otra. Tal vez los cinco años que median entre el 19 y 20 y hoy -y todo lo que parece haber pasado, desde la maratón de presidentes, Puente Pueyrredón y la égida absoluta de Kirchner- se transformen en una metáfora más o menos clara de esa velocidad. Todo esto del pasado es relativamente claro para el 24 de marzo de 1976: ahí donde el núcleo del poder se refugiaba en una oscura política de Estado represor y el discurso opositor se tuvo que construir, primero desde un fallido intento estatal, después, desde la alternativa en la resistencia, y, finalmente, otra vez en el Estado. Pero no parece tan claro para la década "menemista": ahí donde el núcleo del poder fue de una transparencia casi baudrillardiana que terminó siendo lo que escandalizó a más de un elector y el discurso opositor, la alternativa, el dueño de los medios de producción culturales. ¿Por qué no pensar en un pasado oscuro, también, para interpretar, político y actual? Porque el velo a derribar es precisamente todo lo que construyó aquel mito del "menemismo".
Esto, entonces, es para más adelante. Proponemos una Historia de la Continuidad Democrática. Y donde, obviamente, el 19 y 20, no queda afuera.

3 comentarios:

... dijo...

A todo trapo! Quiero el libro de Kohan!!
Uno de los mejores post que he leído desde que estoy en la comunidad bloguda.

SL dijo...

¿Ezequiel = Santiago De Estrada + Martínez De Hoz?

Unknown dijo...

radiografía del nogaró

 
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