viernes, 8 de diciembre de 2006

homenaje

Estamos a menos de quince días de la celebración de la restauración del orden político. No nos conmueve. Pero nos sabemos parte de ella. La política no nos esperaba en el fuego presbisteriano de la Plaza de los Dos Congresos pero leemos el núcleo de poder representativo que implica la rebelión del electorado. Somos parte de la praxis.

La noche de aquel veinte de diciembre fue de festejo para la mayoritaria y tan verdugueada clase media. Las formas de participación se multiplicaron: gambeteada de balas, bocinazos dispersos en la Avenida Juan B. Justo, humus de teflón en las extasiadas cuadrículas de la ciudad financiera acorralada. Muchos nos dijeron después: he aquí una nueva forma de entender la política, de ahora en adelante.

Somos, entonces, una especie de A dos voces de la nueva política pero sin invitar a ningún candidato porque la política, la política eres tú. La ingenuidad y abstracción empírica del análisis político se ve reducida acá a su mínimo exponencial: el post como producto de la pacificación electoral que habilita el acceso a Internet. No hacemos política; vivimos de la política.

Trataremos de postear seguido. Sino ya fue.

 
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